¿Alguien utiliza apodos en forma habitual para referirse a su hijo? ¿Los ha publicado en alguna red social?
¿Alguien se burla de alguna característica física, conductual o intelectual de su hijo? ¿Le critican frecuentemente? ¿Lo discriminan por estas características y hacen mofa de ello vía digital?
¿Algún compañero, amigo o conocido, tiene prejuicios o estereotipos hacia alguna característica de su hijo o su familia, y los utiliza para extorsionar, humillar, amenazar o intimidar? ¿Han excluido a su hijo de algún grupo en línea por estas razones?
Además, observe si su hijo manifiesta tristeza, aislamiento, ansiedad, enojo, cambios bruscos de humor u otra conducta no común. Investigue la causa si repentinamente no quiere ir a la escuela o colegio, o bien, ya no desea frecuentar alguna amistad.
Manténgase atento si sufre de trastornos somáticos repentinos, que no se deben a razones físicas u otras situaciones. Estos trastornos abarcan dolores de cabeza, dolores gastrointestinales, alergias, problemas respiratorios, fatiga, problemas de sueño o alimentación, entre otros.
Los problemas propios de las relaciones interpersonales no son bullying, pero sí pueden acabar en ello si no se atienden en forma oportuna, por eso, preste atención a lo que ocurre en las relaciones interpersonales que tienen sus hijos.
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