A diferencia de otros tipos de acoso, que cesan cuando la interacción personal acaba, el ciberbullying se filtra hasta la intimidad de su hogar y no conoce límite temporal ni espacial.
El anonimato complica el panorama, porque amplía audiencias, prolonga en el tiempo los efectos de las acciones de acoso y, por lo tanto, genera mayor temor, ansiedad e incertidumbre a las víctimas, a la vez que aumenta el poder de los victimarios.
¡Esté atento!
Uno de los grandes problemas de este tipo de acoso, es que puede iniciar en forma silenciosa y vivirse en solitario en la relación víctima-victimario, haciéndose público o del conocimiento de los padres cuando ya es tarde.
Para tratar de evitarlo, comparta con sus hijos todo lo posible y recuerde que la calidad del tiempo es más importante que la cantidad. Hable con ellos, y conozca el tipo de relación que tiene con sus amigos y compañeros.
Cuando conversen, escuche con atención busque respuestas a estas preguntas para ayudarse a detectar el acoso:
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